Tras un par de meses intentando localizar a don Segundo, el propietario de esta doka que sirve de foto inicial del blog, lo logramos hace poco. La empresa parecía muy complicada a priori: la doka se encontraba en lo alto de una escarpada loma, a la entrada de un viñedo, cargada de maderas, con los neumáticos desinchados, sin asientos y con sólo un estecho sendero de cemento y tierra suelta como única salida.
Desde su atalaya se podía otear todo el Valle de la Orotava en su explendor...
Se nos antojaba una tarea difícil pero hermosa a los miembros del club rescatar esta doblecabina del 73 para darle una nueva vida...
Pero su propietario prefería verla languidecer e integrarse poco a poco en el paisaje en una triste metamorfósis, vendiéndola a trozos antes que resucitarla o dejar que otros lo hicieran...
Nunca entenderé a esta gente, siempre preferiría ver a Gloria en otras manos que tirada en un desguace o en un descampado.
Descanse en paz.
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