Hoy domingo salí a dar un volteo en solitario, como es costumbre en mi. Lo que ocurre es que no soy nada original, y la misma idea la tuvo en amigo Zeben..
Y el amigo Gerardo...
Y el amigo Felipe...
Y el amigo Antonio...
Y el amigo Abel...
Asi que cada uno por su lado, y sin mezclarnos, nos pusimos
en marcha por la estupenda carretera de la Isla baja...
Avanzábamos pero no conseguíamos separarnos unos de otros...
¡extraño e incomprensible!
Kilómetro a kilómetro llegamos a la magnífica Villa de Garachico,
donde siempre vale la pena parar a tomar algo.
Así que a falta de birras y mechero, optamos por tomarnos un café y dulce, eso sí, cada uno por su cuenta, sin mezclarnos para que luego no nos llamen grupúsculo o separatistas. Lo que pasa es que había pocas mesas libres y fuimos a parar todos al mismo lado...
Pero, como las fotos atestiguan, íbamos por separado.
De hecho hay más de 1 metro entre coche y coche...
Lo dicho, da gusto salir en solitario a dar una vuelta en esta isla:
al final siempre acabas encontrando amigos (y sin mechero...)
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