Hoy domingo decidí sacar a la doka un rato para que no se me "amuermara" después de toda una semana sin arrancarla. La hora la de siempre: 8:00 hora zulú. La Orotava aún duerme tras una noche de sábado movida...
En un minuto ya estábamos en la carretera del norte en dirección a Icod, el día apuntaba gris y frío, pero se veía la luz al final del túnel.
Unos rayos de sol bañaban la costa de la playa del Socorro. Las casa Rurales La Torre tienen una situación privilegiada...el amigo Eduardo sabe las joyas que tiene.
Como aún no había desayunado paré el el lugar habitual: la estación del Mirador. Giulia lucía genial con la rejilla y las defensas pintadas. A ver cuándo la crisis me permite pintarla como yo quiero...
En la TF 5 abundan las antiguas ventitas y las casas de caminero. Algunas en lamentable estado de abandono como esta con unas espectaculares vistas sobre la costa. ¡Una lástima!
La vegetación aunque abundante sorprende con detalles más propios del sur como las palmeras de San Juan de la Rambla. Uno de estos días haré la ruta del barranco de Ruiz andando.
Conduje sin pensar, dejándome llevar por el suave trazado sinuoso de la carretera y las espectaculares vistas entre plataneras y barrancos tupidos de vegetación. Sin darme cuenta estaba en el casco de Icod.
El Teide se ve más grande en este lado de la Isla porque se encuantra en posición centro-oeste, no es el centro exacto de la isla.
Tras subir por el Empalme, tomamos dirección a la Guancha, territorio doka por excelencia.
Sorprende encontrar cañaverales justo al borde de los pinos, pero la abundancia de agua en la zona propicia estas imágenes tan curiosas...
Algunas curvas más adelante, en Icod el Alto, me tropecé con el "clon" de Guanchita, la doka del presi, pero está mucho más desmejorada que hace un año.
El óxido abunda en ella y la devora por todas las esquinas, y si no se repara como es debido, acabará en un desguace uno de estos días cuando no pase la ITV. De momento sobrevive como jaula ambulante de perros de caza. Así han llegado muchas de estas incansables currantas hasta nuestros días. ¿espero que alguien la rescate y le de mejor vida!
De vuelta al valle, el sol comenzaba a levantarse sobre la cordillera, obligándome a entornar los ojos y a lamentar no haber cogido las gafas de sol.
No eran las diez cuando retornamos a casa. Hoy el paseo era más corto, pero en cambio tenía más tiempo para la familia. Así que cargamos las bicis de los chicos detrás y nos fuimos al parque del Dragón... pero esa es otra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario