El pasado domingo, a pesar de las deserciones en masa, seguí firme en mi propósito y con la familia y una amigo de mis hijos tomé el camino de Afur. Era un día extraño ya que en verano no suele hacer malo, pero hasta la Cruz del Carmen en las Mercedes nos acompañó una insesante y densa niebla más propia de pelis de John Carpenter que de Tenerife en julio.
Tras una paradita para un reconfortante café poseguimos
atravesando a ciegas el Macizo de Anaga.
Al rato comenzamos la bajada interminable hasta la plazoleta del caserío de Afur, rodeado por las crestas del Macizo y con su habitual paz y tranquilidad...
... claro que no contábamos con las fiestas de San Pedro, patrón local y
la pequeña plaza lucía engalanada para la ocasión.
El parking comenzó a llenarse en cuestión de minutos. Primero los miembros de la banda de música, luego un grupo folclóriko y, cuando vimos que empezaba a llegar el grueso de los parroquianos optamos por salir a escape antes de quedarnos encerrados en este parking sin salida y tener que hacer la procesión, la novena y la romería una detrás de otra...
Con paso firme o mejor, pie firme sobre el acelerador, ascendimos por la ladera hasta el guachinche donde llevamos hace un par de meses a nuestros amigos de Gran Canaria. El gofio no podía faltar en un día tan frio como aquel, y la carne, las garbanzas y todo lo que le siguió....
Con el estómago lleno y el corazón contento subimos hasta la dorsal para emprender la bajada a San Andrés. El sol se adivinaba tras la niebla y tocaba tarde de playa, pero eso es otra historia....
1 comentario:
Me gustó mucho. Tenemos que volver, desertores en masa reclaman, saludos,
Eduardo
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