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sábado, 14 de abril de 2012

EL TITANIC SOMOS TODOS...


Hoy se celebra de forma omnipresente y reverencial el centenario de una de las mayores catástrofes en la historia moderna de nuestra sociedad capitalista: el hundimiento del Titanic. Casi como haciendo un guiño a destino, justo en el aniversario, asistimos al estruendoso choque de la economía española con el iceberg duro, afilado y despiadado de los mercados de valores internacionales.

Nuestra prima de riesgo se aferra a una tumbona de primera clase luchando y pataleando por mantenerse a flote mientras las heladas aguas de la Unión europea la agotan y la van hundiendo poco a poco para que sea pasto de los tiburones financieros.

Los pasajeros de primera clase, políticos y cómplices empresarios afines al poder, han embarcado y arriado los botes y se alejan hacia aguas seguras, alejadas del enorme torbellino que nuestro Titanic creará en su caída y que podría succionarles, pero no, a ellos no les pasará.

Nosotros, los pasajeros de tercera clase, hemos llegado a la inclinada cubierta para descubrir, con horror, que ya no quedan botes y que nuestros salvavidas de corcho poco podrán hacer por mantenernos vivos en aguas congeladas. Es la historia de siempre. Los que viajamos bajo la línea de flotación tenemos muchas menos posibilidades de escapar indemnes. Los de primera y segunda clases siempre encontrarán un puesto seguro en un bote que les aleje del peligro.

La historia tiene la extraña y retorcida costumbre de repetirse. Falta por ver cuántos supervivientes dejará este naufragio y, si por una increíble casualidad, esta vez aguantan los remaches y la nave no se va a pique. Agarrémonos fuerte, porque los vigías ya han dado la voz de alarma: el iceberg está justo delante y hemos empezado a maniobrar para esquivarlo...

Alberto Hernández Pérez

3 comentarios:

Eduardo Pérez de Ascanio dijo...

Alberto, que buena comparación, me gustó mucho, y tan bien redactada como siempre, un saludo,

Eduardo

noble dijo...

Espectacular, me quito el sombrero yo no lo hubiera dicho mejor, y que razon tienes compañero.

Alberto Bichara del Rio. dijo...

buena redacción , un saludo Alberto.