CANCIONES PARA RODAR....

miércoles, 31 de octubre de 2012

VGR (2)


La primera noche había muchas ganas de juerga. Mientras Gerardo y yo hacíamos una incursión por la gastronomía local dándonos un homenaje en "El Charco del Conde", la peña animaba a Tomás que hizo el cabrito (cuando digo hizo me refiero a que lo cocinó...) en  plan fuego de campamento. Afortunadamente las fuerzas de orden público fueron indulgentes con la colorida caravana VW y se limitaron a pasar de vez en cuando a marcha muy lenta. Tras el restaurante acabamos en un pub alemán con música en vivo y luego nos unimos al resto que jugaban animadamente a ver quién se metía más birras entre pecho y espalda. Como pudimos y a las tantas nos metimos en los furgones y a roncar....

A eso de las 6 y media de la mañana Tomás se encargó de despertarnos con unas "amables sacudidas" de magnitud 7 en la escala de Ritcher en los furgones. Nos costó bajar a tierra. Algunos optaron por un refrecante baño mañanero, otros nos aferramos a una cafetera tipo XXL...


Quino le había cogido el gustito al gorro con rastas y debatía amenamente con Tomás  sobre banalidades de la vida como quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos (la respuesta que encontraron a todas estas preguntas fue: un montón de birras más).


El día se fue animando e incluso el sol se dejó ver al rato. Hacía falta algo de pescado para el almuerzo, así que los expertos atuneros propusieron ir al muelle a pescar.



Momo y Tomás eligieron la punta del espigón por ser el sitio más apropiado para pillar viejas (alguna vieja alemana pasó miró, sacó una foto y nada más....) 



Eduardo y Elio no tenían caña así que decidieron dar ánimos a los intrépidos 
lobos de mar en tre garimba y pitillo. Eso si, comodidad ante todo...



Tras el frustrado intento de pesca (casi 3 horas mirando al agua), nos fuimos a la Playa del Inglés. Por supuesto olvidamos llevar las cámaras  (e incluso alguno el bañador...). Yo me acerqué a la Tasca del Puerto con Gerardo a inflarnos a lapas y calamares rebozados caseros. La gente se preparó un arroz con la vieja que Tomás pilló en la playa.


El atardecer, como el del primer día, espectacular. Sin palabras...


Esa noche, mientras Tomás preparaba un escaldón para el personal, el equipo gastronómico habitual disfrutamos de una increíble cena en el restaurante el Palmar,  amenizada de lujo por don Marcial Chinea y Fernando Murguita a las guitarras (ver video justo encima de las entradas al blog). Luego al Pub la Cacatúa y a la vuelta show con un par de teutonas en el campamento, pero eso es otra historia...