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lunes, 9 de mayo de 2011

DESAYUNO EN EL PORTILLO (LAS CAÑADAS DEL TEIDE)

Este domingo retomé mis andanzas dominicales y decidí irme a desayunar al Portillo, a 1.800 metros de altitud, porque dicen que allí el aroma del café es más intenso y te sienta mejor por la mañana.
Mi primera idea era ir viendo cómo amanecía mientras subía, pero tras darle unos cuantos mamporros al despertador opté por salir de casa a eso de las 8:15. No sin miedo, miré la predicción para esta semana del "Agorero del norte", especie de heremita carteliano que nos deleita a los habitantes del Valle de la Orotava con una máxima, consejo o refrán cada semana. Para ello se sirve de un soporte de rejilla verde, y letras cromadas y resplandecientes justo al borde de la autopista:

"USA EL PENSAMIENTO MÁGICO", ponía en plateada grafía...



Con tan buen vaticinio opté por parar en la estación del Bohío, para repostar gasolina (me bajé y me quedé mirando al operario mientras repostaba para asegurarme de que no me ponía gasoil - NUNCA MAIS-) y para echarme un cortadito al cuerpo, que iba conduciendo con un ojo cerrado y el otro intermitente, y eso no es nada seguro...


Ya más despejado, seguí autopista adelante hacia la Laguna, en cuya rotonda el Padre Anchieta levantó la mano como para saludarme...¡vaya por Dios!....¡el café no me hizo efecto!


La carretera de la Esperanza (TF 24) lucía despejada aunque sin sol. Unas molestas nubes lo tapaban algo más arriba del aeropuerto de los Rodeos.


Me encanta la subida a las Cañadas por este lado ya que hay unas rectas jalonadas de eucaliptos que me recuerdan nuestras carreteras de antaño, no estas sosas autovías actuales...

Pasado el pueblo del Rosario, y casi llegando a las Raíces comenzó la niebla, signo inequívoco de que estaba atravesando el mar de nubes...


...y como normalmente una cosa lleva a la otra, apareció la lluvia. A estas alturas ya se me iba antojando un carajillo en vez de un cortadito en las Cañadas...


Y para mi sorpresa, unos 300 metros de altitud por encima de la lluvia....¡voilá! un sol esplendoroso justo al pasar por el desvío hacia Arafo.




Indudablemente esta vía es todo un muestrario de contrastes....ya sobre los 1300 metros llegamos a la zona de Izaña, y el Valle de la Orotava apareció tapado por el mar de nubes.¡Que distinto se ve desde arriba!


La vegetación ha ido cambiando a lo largo de la subida, de verdes pastos y eucaliptos a fayal-brezal y luego pinos, para por último convertirse en secas retamas y plantas halófitas.


En ese momento me di cuenta de que me encontraba sobre la dorsal de la isla. La vista era imponente: a la izquierda aparecía Gran Canaria sobre el horizonte y a la derecha la Palma...en medio el Teide...


Aluciné en colores cuando tras una curva me encontré restos de nieve en el arcén: nubes, lluvia, sol, nieve, viento ... ¿qué más se puede pedir?



Por fin la bajada desde Izaña al Portillo: ¡ya olía a café! Esta vista que aparece en la foto de debajo me recordó el poster de aquella famosa peli de "Encuentros en la 3ª fase", pero de día y sin ovnis, excepto mi Doka, claro...




Una vez dentro de la cafetería del Portillo, y mientras daba buena cuenta de un cafecito a 1.800 metros acompañado de un soberbio bocata de altura, reparé en una vieja foto enmarcada tras la barra: el propio restaurante tras una copiosa nevada con dos coches aparcados delante, uno de ellos un escarabajo ¡cómo no!



Apoyado en la barra miré hacia afuera y vi los cartles indicadores. Estaba justo a la mitad del recorrido previsto.


Así que arranqué y dejé atrás aquel maremagnum de ciclistas, senderistas , turistas y domingueros en general y tomé dirección a la Orotava.


Volvía a conducir entre pinos por la TF 21, pero esta vez las rectas empezaron a escasear a un par de kilómetros del Portillo.



Paré al lado de las tipicas mesitas de madera para almorzar y de repente me sorprendieron dos caballeros pidiéndome permiso para fotografiar a Giulia. Entablamos conversación y quedamos en que se nos unirían al KAT en alguna de las próximas salidas. Esto empieza a ser una costumbre...

Ya en Aguamansa me dió tiempo de fotografiar la margarita de piedra en medio de la niebla o nubes bajas que tapaban el valle...


Y tras dejar atrás el mar de nubes, aparecieron las primeras casas en Camino Chasna, destacando este par de tradicionales y bonitos pajares reconstruidos según las antiguas normas de construcción.


Ya eran las 11:00 y grupos de moteros nómadas subían a toda mecha por la carretera arriba disfrutando de cada curva.


A los lados de la carretera cada vez se veían más casas, habíamos pasado por Barroso y Hacienda Perdida, estábamos en los Pinos, casi llegando a la Florida, cerquísima de la Orotava, y las huertas de papas nos daban la bienvenida.... 11:20 ...¡a tiempo de recoger a la familia y dar una vueltita dominical!


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